No sé porqué me he acordado de pronto de las figuras que teníamos en casa de mi madre en mi niñez, y estoy seguro en todas las casas de la vecindad. Puede que sea debido a la tan cacareada crisis económica y a las secuelas de paro y pobreza que sufrimos. Tal vez. Lo cierto es que vuelven a mi cabeza el elefante y el gallo, de yeso o de loza, que lucían como si fuesen verdaderos en lo alto de algún pedestal o mesa. A estos animales, casi vivos, se unía la bailarina. No una bailarina cualquiera sino una bien plantá bailaora con su traje de lunares y vuelos, y su peineta, que se ponía en sitio de honor en las casas. Eran éstas las cosas que tenían nuestras madres para alegrarse la vida en tiempos de penuria y para ello se ayudaban también -cuando la radio nos llegó- con las alegres canciones sevillanas
"María la morena
puso un potaje
y le salieron duros
vaya malaje".
.
"Me casé con un enano, salerito
pa hartarme de reir
le puse la cama en alto
y no se podía subir".
pa hartarme de reir
le puse la cama en alto
y no se podía subir".
y con otras más románticas o más tristes como ésta de Juanita Reina, o las de Imperio Argentina o las de tantas y tantas cantaoras.
Carmen Flores "Cinco farolas",
"Cinco farolas" no escucho lo que dicen
las lenguas de vecindonas,
porque de sobra ya sé
por quien está su persona.
Cinco luceros azules,
alumbran cinco farolas,
desde su casa a mi casa,
desde su boca a mi boca.
Cinco añitos que le quiero,
cinco añitos que me adora,
¡la mala gente que sabe!,
que sabe de nuestras cosas.
Si yo sé que me quiere,
como le quiero,
a que darle tres cuartos,
al pregonero,
desde su puerta misma
hasta mi puerta,
la veredita verde,
no cría hierba….no cría hierba.
Yo no quiero ni saberlo,
vecina, cierre la boca,
y no me venga a decir,
que él va a casarse con otra.
Los cinco añitos cabales,
queriéndole hora tras hora,
son un cordel en mi cuello,
que la garganta me ahoga.
Con carbones encendidos,
que le quemen esa boca,
al que juro tantas veces,
que estaba por mi persona.
Se apagaron las cinco, cinco farolas,
pa´ que nadie me vea, llorando a solas,
¡ay que penita madre!, madre que pena,
la vereita verde, cuajá de hierba,
cuajá de hierba.
¡Ay que penita madre!, madre que pena,
la vereita verde, cuajá de hierba,
cuajá de hierba.
Te deseo un buen día.
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