jueves, 14 de enero de 2010

Las ranas

Hola a todos.
En el paisaje urbano de Las Palmas de Gran Canaria están las Ranas. Son posiblemente un recuerdo de cuando las plataneras cubrían buena parte de lo que hoy es la ciudad, al lado mismo del mar, y de cuando con las plataneras teníamos estanques, y con los estanques las ranas. Hoy es imposible oír por aquí el croar ruidoso de estos batracios, de color verdoso manchado de oscuro y ojos saltones. Hace años sí que podíamos recrearnos con ellos al igual que con el canto de los grillos. Eran los sonidos que nos identificaban con el mundo animal. Estaban, claro está, el ladrido del perro callejero, el rebuzno del burro que tiraba del carro de la basura, el cacareo de las gallinas y el kikirikí del gallo madrugador. Pero estos últimos eran sonidos más domésticos. No así el croar de las ranas y el canto del grillo que, al menos para mí, eran algo asociado al misterio y a la aventura del campo.


Estuve hoy por la mañana sentado en un banco de la Plaza de las Ranas. Durante un buen rato estuve recreándome mirando como los chorros de agua impulsada por las dos ranas de cerámica chocan en el centro de la tanqueta. Me pareció entonces verlas saltar para pasar de una piedra a otra del estanque o de una hoja de cualquiera mata a otra hoja, como las veía cuando era pequeño y trataba de cogerlas con mis manos. Pero no. Estas ranas están detenidas en el tiempo y ven pasar desde hace muchos años la vida de la ciudad junto a ellas. Por aquí pasó, es seguro más de una vez, Pepe Monagas y sus cuentos nacido de la pluma del genial Pancho Guerra. Por aquí han pasado artistas a dar sus conciertos en el Teatro Pérez Galdos, y conferenciantes a dar sus charlas en el Gabinete Literario, y escritores y pintores y músicos y poetas a conversar en el bar Polo del Puente de Palo. Por aquí han pasado, en fin, las gentes de los Riscos hacia Triana, y la gente de Triana hacia Vegueta, y algún que otro canónigo camino de la Catedral.

Te deseo un buen día.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿A dónde habrá ido a parar aquel cartel gigantesco con la niña con la cuchara en la boca de la heladería que estaba en la calle Muro?
¡Ay, qué tiempos! Saludos, Oti.

Anónimo dijo...

Hola canario.
Según he abierto tu blog he visto las ranas, que, "aunque no las aía", me han recordado a cuando estuve yo allí hace tres años. Qué agradable me ha resultado recordar aquello.
Gracias pensionista, es que no recuerdo tu nombre.
Saludos desde León.