lunes, 8 de octubre de 2012

Los mosquitos de Madeira

Hola a todos.
Doy por cierto que los mosquitos de Madeira me quieren. Que se enamoraron de mis piernas, hercúleas, rollizas y bronceadas. Que me hicieron caricias en ellas y que me besaron con ardor. Aún lo recuerdo. A ello me lleva el picor que me dejaron de pantorrillas para abajo con decenas de rojas mordeduras. Seguramente vieron en mí, los mosquitos, al hombre de sus vidas.

Estuvimos en Madeira y vine encantado a pesar de ello. Es Madeira isla bonita y de encantadoras gentes a la que conviene visitar de tanto en tanto. No es grande y es montuosa. De lindos montes en donde la vegetación está por todas partes rodeando a las casas blancas de tejados rojos. Está rodeada por el Atlántico que en los días en que estuvimos ofrecía una mansedumbre total. No es así siempre, me dijeron, sino que a veces, cuando el océano se encrespa saltan en sus orillas fuertes olas de varios metros. De hasta siete. Olas fuertes y bravas que se cuelan por la desembocadura de los barrancos queriendo visitar ellas, también, las altas montañas cubiertas por las nubes blancas de los alisios.

Funchal, la capital, es una ciudad encantadora. Es grande y en ella tienen cobijo más de la mitad de los habitantes de Madeira y casi todos los turistas, numerosos siempre, que visitan la isla. Sosegada y limpia. Cuenta con un único muelle (que podríamos decir que es pequeño) y en el que, a pesar de su pequeñez atracan los grandes cruceros con viajeros ávidos de ver la belleza de las flores que encontramos en parques y calles por donde quiera que vamos. La parte antigua en la que una coqueta catedral sirve de centro, alberga los edificios emblemáticos entre los que no conviene perderse el mercado de los labradores, bullicioso y activo, en el que deambular entre puestos de frutas y vegetales y hierbas, y otras tantas cosas.

Es muy linda la isla, pese a los mosquitos. La próxima vez que la visite llevaré, contra éstos, un buen repelente. Ojalá que sea pronto y que los mosquitos no se enteren de mi presencia.









Te deseo un buen día.

2 comentarios:

Francisco Espada dijo...

Con frecuencia, lo apetecible tiene su lado ácido y eso es lo que te ha sucedido en el viaje a Madeira, una isla paradisíaca, por lo que veo en tus imágenes.

Felipe Tajafuerte dijo...

Gracias por traer esta información de unas islas que rara vez figuran en las ofertas de agencias de viajes. Un saludo desde mi mejana