domingo, 19 de abril de 2015

Sao Miguel - Acantilados

Hola a todos.
Dejamos atrás el barco en construcción que parecía una maqueta y nos fuimos por carreteras secundarias a ver los acantilados de esta zona norte y este de la isla. A cada poco veíamos bancos y mesas instaladas estrategicámente que invitan a propios y extraños a sentarse a merendar. Simples detalles que nos gustó de una isla acogedora. Desde los miradores en los que estuvimos (dos o tres) veíamos abajo, rompiendo contra la costa hecha piedra, las olas de un mar en calma convertidas en encajes. Desde uno de los miradores pudimos ver recortado sobre el mar un faro con pequeñas casas en su entorno como de nacimiento y, en otro, en el de Santa Iria, según Evaristo nos dijo, podríamos ir en línea recta hacía Lisboa en el continenete recorriendo unos 1400 kilómetros de nada.





Entremedias y para no perdernos otras bellezas estuvimos en un Parque Natural -el de Ribiera dos Caldeiroes- en donde un molino de agua antiguo, digno de visitar, y una hermosa cascada, tal que velo de novia, hacen las delicias de cuanto amigos de la naturaleza tengan la suerte de venir por aquí.







Seguimos nuestro camino y paramos junto a una rústica ermita que dominaba la vista de un pueblo junto al mar y, por último, para almorzar, fuimos a Povoazao (Pueblo anciano) que está en el lugar primero que pisaron los antiguos pobladores de la isla y que las gentes del lugar recuerdan orgullosamente a cuantos quieran venir a visitarlo.





  Te deseo un buen día.

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