El día estaba fresquito pero no tanto con el de hoy en que el biruje se hace notar. Había amenaza de lluvia y sin embargo en Teror no cayó ni una sola gota al menos hasta que nosotros volvimos del paseo. Nos fuimos a hacer una diligencia y de paso para dar un paseo por este pueblo que es encantador en cualquier día del año y para visitar a la Virgen del Pino, ya puestos. Como digo no llovía y tampoco lucía ese sol de verano que en este pueblo te hace buscar de inmediato la sombra de los árboles de calle Real. Tampoco había viento por lo que se estaba francamente bien.
En la Alameda me encuentro con una estatua colocada recientemente en un rincón. Muestra a una mujer con un niño pequeño pegado a su falda y con un cereto en la cabeza. Es de una antigua canaria, de las que vivían en la isla antes de la llegada de los conquistadores. Detrás de ella una casa rural pensada y acondicionada para que quienes quieran estar en el pueblo unos días puedan hacerlo con todas las comodidades. Creo que es una buena idea el hacerlo, igual que lo hice yo hace muchísimos años cuando estuve alojado, sólo y con la compañía de un libro de Galdós, cuatro o cinco días en el Hotel Royal hoy desaparecido. Teror bien merece una visita de esta guisa para gozar de su paz y pasear por los alrededores, por ejemplo la subida al Pico de Osorio.
A pasear nos fuimos, casi sin pensarlo, tomando el camino empinado -cuesta abajo hoy- que nos lleva hasta la Fuente Agria. Hace tiempo que no lo hacíamos y lo encontramos algo cambiado a como lo recordábamos. Muchas más casas y una enorme planta en donde embotellan el agua que diariamente salen a repartir casa por casa en un número grande de camiones. De todas formas el paisaje sigue siendo muy bonito y es agradable el paseo. La 'fuente' sigue como la recordamos: un pequeño espacio con unos muros que sirven de bancos, una entrada con puerta de herradura y tres chorros, ahora con grifos, por los que mana el agua. Tres personas del pueblo están llenando garrafas para llevar este agua mineral a sus casas y aprovechamos un momento para beber directamente del grifo. Está el agua bien fresca y con el sabor característico a ferruge que pierde cuando llega a casa envasada. Seguimos desde la Fuente hacia abajo, al cruce de la carretera principal, para coger la guagua que nos lleva de regreso a casa. En el camino, de frente, un bonito árbol al que fotografío y al que uno a este blog como recuerdo.
Un buen paseo en un agradable día que el cuerpo agradece.
Te deseo un buen día. Cuídate.
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