miércoles, 11 de febrero de 2009

Derecho a morir dignamente

Hola a Todos.

Eluana ya es un símbolo.

Me educaron en el internado de los Padres Salesianos y cuando joven estuve en la Acción Católica en la que entre otras cosas hacíamos los llamados Cursillos de Vida, nos reuníamos e íbamos aprendiendo la moral cristiana. Hoy, muchos años después, soy católico no practicante, procuro cumplir los Mandamientos de la Ley de Dios pues considero que son buenos, y tengo algunas dudas sobre los de la Santa Madre Iglesia. Ésta, la Iglesia, tiene el sambenito de ser inmovilista, de aferrarse a criterios dogmáticos viejos, y de que sólo en pocas ocasiones da muestra de abrirse a los nuevos tiempos. Lo intentó con el Concilio Vaticano II de la mano de Juan XXIII y desde entonces ha sido un continuo ir adelante y atrás según fuera soplando los vientos.

En el tema de la vida y de la muerte la Iglesia lo tiene claro. La vida es un bien preciado y su fin sólo corresponde fijarlo a Dios. El aborto y la eutanasia son palabras prohibidas, supongo, en el Vaticano y así tenemos las luchas constantes entre los que defienden los derechos de la mujer a abortar y de quienes creen que la muerte digna debe ser un derecho de todo ser humano, y la Curia Vaticana y la Conferencia Episcopal según el caso. Del derecho a la muerte digna se ha abierto otra vez el debate con el caso Eluana en Italia. Antes había sido con el de Sampedro (no recuerdo el nombre) en España y habrán otros de los que no tengo noticias.

En el periódico digital El País.com he leído un artículo de opinión sobre el caso Eluana "El padre que ganó al Papa y a Berlusconi" que te invito a leer. Estoy de acuerdo con lo expuesto en el artículo pues creo que nadie debe vivir años y años entubado y atado en una vida ¿vegetativa? a una máquina. Eluana tuvo la desgracia de sufrir un accidente de automóvil que con tan sólo 21 años, en 1992, la deja inútil para seguir viviendo por si misma. Su padre lucha durante estos diecisiete años por cumplir lo que él considera era el deseo de su hija: morir dignamente. Y así hace sólo unos días moría esta mujer a los 38 años, en un hospital italiano, de los que 17 los pasó en un estado en el que no sabemos cuales eran sus sentimientos.

Habrán sin duda otros artículos, unos a favor y otros en contra, hablando de este suceso. Respeto la libertad religiosa de todos incluso de los no creyentes, agnósticos o ateos. En este caso estoy con Beppino Englaro y comprendo el sufrimiento por tener que tomar tal determinación. A Eluana le deseo el descanso eterno.

Te deseo un buen día.

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