Hola a todos.
El móvil, al que uso como aparato de radio, me acompaña de continuo en mis paseos con Pancho y me sirve para escuchar música y temas varios y para mantenerme informado. Como es natural, con el móvil llevo los auriculares pues sin ellos se me haría más dificil la audición. Son los auriculares como un cordón umbilical que unen mis orejas al aparato escondido en el bolsillo de la camisa y créanme si les digo que tienen vida propia. Lo sé de buena tinta. Cada vez que dejo de escuchar la radio coloco con sumo cuidado los cables de los audífonos. Pero, cuando los cojo pasadas unas horas o pocos minutos están indefectiblemente hechos un ovillo, todos enredados. Como pasa con las cadenas finas de oro que no hay forma humana de que no formen nudos imposibles de quitar. A mí estas cosas me sublevan. Y por ello cada vez que cojo los auriculares los miro con rabia y comienzo a desenredarlos intentando hacerlo en pocos segundos. Imposible. A más rabia, mas tardo en tenerlos listos, y por ello más tardo en comenzar a disfrutar de la música o de lo que sea.
Aunque para enredo el que hay en el Sahara occidental. Enorme lío que nos queda bien cerca a los canarios que por tantas razones lo seguimos con inquietud. En éste, como en todos los conflictos de la Humanidad, el pez grande se come al chico y difícil lo tienen los sarahauis para hacer oír su voz ante el mundo. Tendrán estas personas que seguir durante mucho tiempo, me temo, en los campamentos para refugiados de Tinduf. Ahora las cosas han ido bien lejos con muertos por ambas partes según las confusas noticias que nos llegan a causa del desmantelamiento brutal del campamento de protesta saharaui en El Aaiun. Y en este enredo, por mucho que me subleve y que lamente, no puedo hacer nada salvo solidarizarme con los más débiles.
Te deseo un buen día.
1 comentario:
Hola Ángel. Por si te sirve de consuelo, a mi también me cabrea que se enrede el cable d elos auriculares. No tengo paciencia para desliarlo, jajaja. Un abrazo hasta esa bella tierra canaria.
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