Hola a todos.
No quisiera despedir el año (para no atraerme la ojeriza de los dioses) sin antes haber escrito unas notas sobre la diosa del Olimpo que nos faltaba en la lista de los dioses mayores. Recordarán ustedes a Zeus, dios del trueno y el cielo y supervisor del universo, a Deméter, diosa de la agricultura y portadora de las estaciones, a Hades, dios de los muertos, encargado del inframundo, a Hestia, responsable del sagrado fuego del hogar y de los altares, a Poseidón, el que agita la tierra produciendo los terremotos y dios del mar y de las tormentas; y recordarán, seguro que sí, que no habíamos hablado de Hera, esposa y hermana de Zeus, a cuyo cargo están los nacimientos y los matrimonios.
Hera, quien eligió la vaca, y luego el pavo real y el león como emblemas, pues queriendo dar buenos ejemplos a dioses y mortales no quería parecer tan simple como una vaca. Tenía que hablar de Hera, la de larga cabellera, para no atraer sobre nosotros los males que por mi descuido pudieran mandarnos los señores mitológicos.
Aunque bien mirado, estos seis hermanos, hijos de Crono y de Rea, no siempre coinciden en sus deseos, y posible fuera que no se pusieran de acuerdo para castigarnos. Cuenta Homero en La Ilíada que mientras Zeus estaba a favor de los teucros que defendían Troya, Hera no ocultaba sus preferencias por los dánaos y los aqueos de cóncavas naves. Y pone en sus bocas estas palabras:
Zeus: ¡Desdichada! ¿Qué graves ofensas te infieren Príamo y sus hijos para que continuamente anheles destruir la bien fortificada ciudad de Ilión? Si trasponiendo las puertas de los altos muros, se comieran crudos a Príamo, a sus hijos y a los demás troyanos, quizá tu cólera se apaciguara. Haz lo que te plazca; no sea que de esta disputa se origine una gran riña entre nosotros...
Hera: Tres son las ciudades que más quiero: Argos, Esparta y Micenas la de anchas calles, destrúyelas cuando las aborrezca tu corazón, y no las defenderé, ni me opondré siquiera. Y si me opusiese y no te permitiere destruirlas, nada conseguiría, porque tu poder es muy superior...
Hera se gastaba su buena dosis de mala uva. No solo se disgustaba con su hermano y esposo sino que como diosa de los nacimientos retrasaba éstos a su conveniencia para perjudicarle. Así retrasó el nacimiento de Heracles, sentándose en la puerta, hasta que Euristeo, su protegido, nace primero. También, secuestrando a Ilitía diosa de los partos, evitó que Leto se pusiese de parto ya que Zeus era el padre de Artemisa y Apolo, los hijos que iba a tener. Y cuando iba a nacer Atenea, hija de Metis y de Zeus, Hera, celosa, engendró a su vez a Hefesto sin que Zeus fuera el padre.
La pobre Hera, cansada de infidelidades conyugales, dedicaba la mayor parte de su tiempo a tramar venganzas contra las ninfas que eran seducidas por su voluptuoso marido, dios de los dioses del Olimpo.
Con todo ello te deseo un buen día, y que todos tus sueños y deseos, con la ayuda de los dioses, se cumplan en el año que va a nacer.
Zeus con su hermana y esposa Hera.
Pintado por Annibale Carracci 1560-1609.
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