Hola a todos.
El único deporte que he practicado -no de forma profesional, naturalmente- ha sido el tenis. Empecé jugando con raquetas de madera en la playa, como hacíamos muchos cuando la arena y los guardias nos lo permitían, y luego tuve la suerte de encontrar a un grupo de compañeros de trabajo que tenían la misma afición, y con ellos me iba a canchas de aficionados. Eran mejores tiempos en la salud porque éramos más jóvenes y podíamos aguantar ir semana tras semana sin hacer ni tan siquiera una tabla de gimnasia entre medias. Nos poníamos a raquetear como Dios nos daba a entender y poco a poco fuimos capaces de hacer un saque medianamente válido, un drive algo flojillo, un smash en algunas ocasiones además del revés y la volea a nuestro aire. Aguantábamos, eso sí, dos horitas del mediodía con un calor de todos los demonios en el verano y pedíamos al cielo que no nos lloviera en el invierno para no perdernos la partida.
Nuestro tenis era una mala caricatura del practicado por los tenistas profesionales; y no digamos de los de elite como Rafa Nadal y Roger Federer. Éstos últimos son ejemplos de deportistas fuera y dentro de las pistas de tenis y han sustituido a otros grandes campeones en los primeros puestos de la ATP. Sencillos, humildes y amables se ganan la buena voluntad de los aficionados que podemos seguirle en las pantallas de televisión. Dan espectáculo cuando ganan (casi siempre) y cuando pierden con su saber perder. Me había hecho ilusiones de ver algún emocionante partido con Rafa Nadal en pista en la final de Copa Davis en el Argentina-España. Por ello, la noticia de la no participación de Nadal en el torneo me produjo dos sentimientos contradictorios: por una parte pesar por su ausencia, por otra el pensamiento de que este muchacho no es un dios bajado del Olimpo para recrearnos con su juego, sino un mortal sujeto a las lesiones y dolores de rodilla como cualquier otro muchacho.
De todas formas, ¡aúpa España!, porque tiene un equipo -sin Nadal- capaz de ganar la ensaladera. Que lo veamos.
Te deseo un buen día. Sé feliz.
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