Hola a todos.
Amaneció ayer un día particularmente frío en Las Palmas. Tuve que abrigarme al sacar a Pancho a su paseo mañanero y así y todo notaba como el airecillo que soplaba me enfriaba las orejas. Habrá nevado en la Cumbre pensé. Y efectivamente al ojear el periódico digital veo que era cierta mi sospecha. Había nevado, y sus efectos se dejaba sentir por aquí abajo cerca del mar. Al cruzarme con otras personas habituales al parque en estas horas el comentario se hace imprescindible. ¡Vaya mañanita, eh! ¡Qué biruje! Dicen los que saben que este invierno ha sido el más frío de los últimos diez años. Es posible, aunque para mí que todos los años decimos lo mismo. No se, es cuestión de sensibilidades o de como se tenga el cuerpo para soportar los efectos de los agentes atmosféricos y, por desgracia, vamos irremediablemente para viejos.
Hay otro frío al que soy más sensible y que estoy sintiendo con aprensión. Me refiero al frío de la crisis económica. Grave crisis, dos millones y medio de parados, huelga indefinida anunciada por los guagueros y otras posibles en el muelle. Dicen que la entrada de barcos en los muelles ha descendido un cuarenta por ciento y que ello obliga a la disminución de plantilla. Como en todas partes. Teníamos al parecer cogidas las empresas con alfileres o con hilvanes sin un buen zurcido y, a las primeras de cambio, se descoce el vestido que nos habíamos hecho de nuevos ricos. ¿Cómo pasarán el frío los desempleados a los que ningún otro ingreso sino el subsidio de paro les ayuda a salir adelante? ¿Cuándo volverán a encontrar un nuevo trabajo que les de orientación a sus vidas?
Hoy el día está más pasable. Algo fresquillo pero ya luce el sol anunciando el calor necesario para los huesos. Por ello quiero creer que hoy no estaré tan proclive al desánimo. Posiblemente, pienso, con el sol de la primavera los que nos gobiernan darán con soluciones razonables. ¡Qué caramba, de peores situaciones hemos salido! ¿O no?
Te deseo un buen día.
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