Incertidumbre

Hola a todos.

Confieso estar pasando una temporada falto de ideas para las entradas en el blog. Ni siquiera la llegada de la primavera, que según se dice la sangre altera, consigue sacarme de esta sequía. Por ello hoy, día en que hemos tenido una bonita lluvia durante la tarde, me decido a escribir estas deshilvanadas notas. Me ocurre últimamente que al tener seleccionados unos cuantos blogs acudo a ellos diariamente para ver que novedades tienen. Entonces me pongo a leerlos y, viendo lo estupendamente que escriben quienes los firman y la cantidad de cosas que cuentan, me da en la nariz que mi modesto blog queda sólo como muestra de lo que un aprendiz de escritor quisiera hacer. No es que me entre congoja ni preocupación puesto que ya no estoy para estos sentimientos, pero, quiéralo o no, me cohibe algo mis ganas de contar mis rollos. En fin, que trataré de superar este mal fario y procuraré volver a coger el hilo de la cometa.

Por de pronto tengo que decir que las clases de Peritia et doctrina en la Universidad en este segundo cuatrimestre están resultando, con alguna excepción, entretenidas. Y que por ellas estoy escribiendo algunos ejercicios que ya comentaré y estoy leyendo dos libros propuestos por el profesor de Literatura: El cartero de Neruda de Antonio Skármeta y Memoria de mis putas tristes de Gabriel García Márquez. De ellos, entretenidos y profundos, tendremos unos coloquios casi a final de curso para poder comentar entre los alumnos las impresiones de cada uno. Recomiendo ambos libros a quienes sean amantes de la buena lectura y, ya puestos, a leer algunos de los poemas del poeta chileno como éste que copio a continuación:

Todo tu cuerpo tiene
copa o dulzura destinada a mí.

Cuando subo la mano
encuentro en cada sitio una paloma
que me buscaba, como
si te hubieran, amor, hecho de arcilla
para mis propias manos de alfarero.


Tus rodillas, tus senos,
tu cintura
faltan en mí como en el hueco
de una tierra sedienta
de la que desprendieron
una forma,
y juntos
somos completos, como un solo río,
como una sola arena.

Antes y después de mejorar, te deseo, cómo no, un buen día.