martes, 15 de enero de 2008

De La Laja al Muelle (2)





Hola a todos. Mi mujer y yo nos situamos en el punto de partida para la segunda parte del paseo donde lo dejamos hace casi un mes. Con el Teatro Pérez Galdós a nuestra derecha y la Plaza de Mercado de Vegueta a la izquierda, con las torres de la catedral sobresaliendo por encima de las casas, la primera impresión es que el entorno ha ganado después de las obras emprendidas para mejorar el teatro y sus alrededores sin el agobio que representaba el scalectri que había en esta zona anteriormente.




El mercado de Vegueta (que de siempre se conoce como de Las Palmas) fue inaugurado, según leo en la inscripción que figura en el frontis en el reinado de Isabel II en 1858; es de una sola planta formando un cuadrado y hoy luce junto a la piedra de cantería un color rojo anaranjado que resalta mucho. Dejo para otro día el visitarlo y desayunar en alguno de los bares que están abiertos hacia la calle con chocolate y churros. En cuanto al teatro Pérez Galdós, en el que también estaré próximamente para una obra programada, sé que anteriormente se llamó Tirso de Molina y que el edificio principal actual se construyó tras un incendio del anterior. Debo decir porque es cierto que me parece acertado el tratamiento hecho recientemente para su ampliación pues esta parte nueva del conjunto no desmerece en absoluto, aunque es de otro estilo, con el edificio que los grancanarios conocíamos de siempre.



Después de recrearnos en este lugar y echar un vistazo hacia los riscos de San Roque y de San Nicolás, que se ven bajo nubes que amenazan lluvia, nos dirigimos hacia el Puerto. En esta parte del paseo tenemos a nuestra derecha el mar con barcos fondeados fuera de la bahía, y a la izquierda casas y más casas pues en los terrenos ganados al mar por esta zona no se dejó ni un trocito para espacios verdes. Al frente y acompañándonos durante todo el recorrido tenemos las montañas de la Isleta y cobijada por éstas el hermoso y siempre ajetreado Muelle de La Luz y Las Palmas. Veo el antiguo Muelle Grande, hoy sobrepasado con mucho por el Reina Sofía, pues estas instalaciones portuarias no han dejado de crecer desde hace décadas y existe el propósito de hacerlas seguir creciendo. En el Muelle Grande era habitual la presencia de los grandes trasatlánticos de la Cunar Line que hacían viaje de Inglaterra a África del Sur, y así podíamos ver las estampas del Queen Mary o del Queen Elizabeth entre otros. Hoy los grandes barcos tienen su atraque en otro muelle más cercano a la ciudad.






El día no invita mucho a salir al parecer y sólo nos sobrepasan dos o tres personas en bicicleta y hay pocos paseantes. Algunas gaviotas se dejan ver, y sin prisas llegamos hasta la escultura dedicada al deporte autóctono de la Vela Canaria que aprovechamos para fotografiar. Ya a esta altura del camino, y en el arcén central que divide en dos la autovía, hay plantadas hasta donde se pierde la vista palmeras 'hawaianas' que dan un toque precioso al paisaje, y además los edificios se van espaciando permitiendo algunos puntos más de verdor. Pasamos por otra escultura, alta, de hierro retorcido que no sé si tiene algún significado, y llegamos a la zona del muelle deportivo donde podemos ver decenas de embarcaciones atracadas. Desde hace unos cuantos años, desde aquí parten en octubre cientos de pequeños barcos que hacen la travesía del Atlántico hasta un puerto de América Central.





En esta parte de la Avenida se instaló en 1974 un carril para pruebas del tren vertebrado con el que se quería unir Las Palmas con la zona turística de Maspalomas, en el sur de la isla. Recuerdo el debate abierto en la prensa y en las fuerzas vivas de la ciudad para ver los pros y contras del proyecto. Al final todo quedó en nada y de él solamente he podido rescatar en http://www.guaguas.com/ una fotografía que inmortaliza el empeño. Pasito a pasito llegamos a la Playa de las Alcaravaneras, hoy desierta y con toda la arena mojada, cerca de la que podemos ver una tercera escultura, ésta regalo del Colegio de Ingenieros Industriales, y pasando luego por el club Naútico (que en su frontis tiene un enorme cuadro de su anterior edificio, hoy demolido, que merece la pena ver), llegamos esta vez sí, hasta nuestro destino en el muelle de Santa Catalina.

Te deseo un buen día.

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