martes, 22 de enero de 2008

Fragmentos de la memoria

Hola a todos. El primero de los viajes que hice a la Península lo iniciamos mi mujer y yo justo el día de mis cuarenta cumpleaños. Fue un viaje de esos que organizan las agencias con duración de una semana o poco más para ir en avión desde la isla, hacer luego unos recorridos por pueblos y ciudades alrededor de donde nos alojamos, ir con más o menos prisa dependiendo del guia a todos sitios, y traernos souvenirs de los lugares visitados. Para los años que ya tengo cumplidos estimo que hemos hecho pocos viajes, pero puedo decir que todos ellos han aportado su granito para hacer la montaña de recuerdos que atesoramos. Cada uno aporta su anécdota. Como por ejemplo la vez que estuvimos en el Parque del Retiro en Madrid y montamos en una tartana tirada por un 'brioso' caballo; el pobre corcel aquel día debía ir algo flojo de estómago y los gases que expelía seguramente llegaban hasta el otro extremo de la capital del Reino; no sabíamos como respirar ni como disimular hasta que el recorrido llegó a su fin junto al estanque del parque.








Otras anécdotas tienen mejores efluvios. En este primer viaje citado nos llevaron por tierras leridanas hasta Andorra la Vella, y por el camino todo nuestro entusiasmo estaba en encontrar ríos de los de verdad. Porque hasta entonces habíamos visto ríos en películas y reportajes, tanto en cine como en televisión, pero teníamos la ilusión de ver el agua corriendo entre montañas y oír el ruido de la corriente. ¡Y vaya si lo conseguimos!. Esta tierra es pródiga en agua; tiene varios ríos y afluentes, y además su vegetación, con cientos de árboles frutales que se iban presentando ante nuestra vista, es francamente hermosa. También de este viaje guardamos un cálido recuerdo de la Seo de Urgel donde en el restaurante de un pequeño hotel nos sirvieron unos exquisitos canelones, calentitos en un día frío de Semana Santa, que debían estar preparados para resucitar a los muertos. Y, cómo no, el recuerdo de Andorra con sus montañas nevadas y el río Valira, (donde hice pis, por el frío), discurriendo por entre las casas con techos de pizarra a dos aguas no lo podremos olvidar.


Otro viaje, años después, nos llevó al paraíso de Asturias. En éste estuvimos quince días moviéndonos a nuestro aire visitando, además de Covadonga y sus lagos, otros pueblos de montaña y de mar. En uno de éstos llamado Llanes vimos un cartel anunciando algo que nos llamó la atención: el descenso en piraguas por el río Sella. Yo había visto, pues se celebra todos los años el primer domingo de agosto, la retrasmisión en la tele de la regata que se hace en este río con cientos de personas siguiéndolo por sus orillas. Y nos ilusionó la idea de emular a estos deportistas, así que a la mañana siguiente nos fuimos a uno de los puntos de partida que tienen río arriba, en Arriondas, y provistos de sendos chalecos salvavidas y picnic que nos facilitaron, y después de las oportunas explicaciones, nos fuimos a navegar como marinos de agua dulce avezados. La excursión río abajo, incluyendo las paradas que hicimos, duró unas cinco o seis horas tiempo más que suficiente para gozar del agua que bajaba lentamente, con algún que otro rápido que nos empujaba la piragua y nos la viraba de sentido poniéndonos con la proa hacia la montaña. Llegamos sanos y contentos hasta el lugar de arribada cerca de Ribadesella sintiendo el silencio que nos rodeaba durante el trayecto y con los ojos llenos del verdor de las dos orillas.


Te deseo un buen día.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola a todos, y hola queridísimo y amado padre (ufff, esto de vestir bien me está sentando muy mal).

De tanto hablar de viaje en viaje me ha entrado el gusanillo y estoy en Madrid, en la zona de Sol para ser más exacto.

Un saludo a todos desde este lejano continente que es Europa y hasta pasado mañana que vuelvo pa'lla.

P.D. YA ESTÁ MAJADERO, QUE ERES UN MAJADERO :p

Mary dijo...

Hola querido suegro.
Como ves ya estoy leyendo tu blog.Me encanta, este artículo especialmente, quizá porque como tú pienso que cada viaje es distinto y que siempre te aportan algo. Espero que sigas viajando mucho, no sólo por el mundo sino por la vida y que nos lo sigas contando.
Te quiero suegro y a Loli también, y aunque no os lo diga, confío en que lo sepáis.
Gracias por este trocito tuyo que nos estás regalando a todos.
Tu nuera favorita (a falta de otras, jeje).

Francisco Miranda dijo...

Sólo comentarte que deberías revisar un poco los topónimos utilizados. Se trata de Arriondas y Ribadesella, no Arrionda y Rivadesella.

En cuanto a la población de Blanes que citas, no existe en Asturias aunque sí en Girona.

Pensionista Por Jubilación dijo...

Gracias a Francisco Miranda por su comentario. Inmediatamente rectifico los topónimos que me indica y, en lugar de Blanes (que escribí por error) pongo Llanes que es el bonito pueblo al que hacía referencia.