miércoles, 26 de diciembre de 2007

Babuchas



Hola a todos. Allá cuando yo era un poco más joven que ahora en Schamann teníamos la iglesia de los Sagrados Corazones en la calle Pedro Infinito, donde mismo está hoy, pero con el edificio distinto ya que tenía una sola planta con la mitad del solar de iglesia y la otra mitad de patio. En ella fue donde me inicié en la Acción Católica, movimiento de la Iglesia para jóvenes y mayores, eso sí con las chicas y mujeres aparte pues ellas tenían a las Hijas de María como grupo. Pasado los años en el barrio se construyó otro sitio de culto, esta vez dedicado a Nuestra Señora de los Dolores, iglesia que rompió moldes con todas las otras que teníamos, me atrevo a decir en toda Canarias. Iglesia con la torre campanario separada del cuerpo principal y en cuyo piso bajo estaba la pila de bautismo; con una cristalera de colorines en el frontis justo al lado de unas figuras de santos verticales y de aspecto 'raro'; con un piso cuyo dibujo podría parecer olas dentro del recinto; con muros y techo simulando un acordeón; unas estatuas de santos y de María; las correspondientes cruces para el víacrucis; y en el altar mayor una obra de arte, de Santiago Arencibia, con la Venida del Espíritu Santo en apóstoles de varios metros de altura y cuerpos y caras angulosas en donde, al parecer porque el conjunto del retablo no gustó al señor Obispo, pusieron sobre madera la efigie de Jesús Crucificado.


Alrededor de esta iglesia pasé varios años de mi juventud con muchos de los que aún hoy son mis amigos; chicos y chicas que sin ser conscientes de las limitaciones de entonces lo pasábamos lo mejor posible, por ejemplo yendo al sanatorio, leprosería o asilo de ancianos a cantar y recitar poesías y haciendo meriendas para chicos necesitados. Eran tiempos en los que ir a bailar no estaba bien visto, al menos para nosotros, y en los que se decía (vaya usted a saber si era verdad) que el Obispo quería que hombres y mujeres fuéramos a playas distintas, por aquello de la promiscuidad, supongo. También era tiempo de los Cursillos de Cristiandad para mayores, y de Vida para los jóvenes. A uno de éstos asistí en el colegio Salesianos de Teror y no sé si aprendí mucho pero recuerdo haberlo pasado estupendamente.

Al calor de la Acción Católica un grupo reducido de amigos, Antonio, Emilio, Martín y yo, creamos el Club de los Babuchas, -yo el Babucha Azul-, éste de carácter urbano para reunirnos y jugar a cartas, contarnos nuestras historias y sobre todo darles el coñazo a nuestras respectivas madres que eran unas santas. Recuerdo la nochebuena (o vieja) que en casa de Emilio vomité sobre uno de sus sillones, por efecto de la bebida, y gracias sean dadas a Dios de que en aquel momento la madre no estaba porque si no me mata, y otro mediodía en casa de Antonio donde casi acabamos con la paella que tenían para el almuerzo. En fin tiempos pasados que no fueron mejores ni peores que éstos: fueron.

¡Ah!, y además en esta iglesia tal día como hoy hace unos tropecientos años nos dimos el SÍ QUIERO mi señora y yo, por lo que la misma guarda para nosotros un especial recuerdo.

Te deseo un buen día.

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