miércoles, 5 de diciembre de 2007

Residencia de Educación y Descanso




Hola a todos. Hace unos años teníamos los trabajadores la posibilidad de pasar dos semanas de estupendas vacaciones en la Villa de Santa Brígida, bonito pueblo de Gran Canaria a pocos kilómetros de la capital de la isla y paso obligado de la ruta del centro hacia las cumbres. Las vacaciones por supuesto que la disfrutabamos en unión de nuestras familias, casi todas con numerosa prole ya que era tiempo de Familias Numerosas pues aún no se permítia la "píldora" ni otros métodos anticonceptivos. Se obtenían las vacaciones, previa solicitud a "Educación y Descanso", organismo que se encargaba de gestionar la Residencia Feluco Bello y con el pago de una cuota que no era excesivamente onerosa. Estas residencias estaban repartidas por buena parte del país aunque yo solamente estuve muchas veces en la de Santa Brígida. Todavía puede verse el edificio, a mano derecha según nos acercamos al pueblo en medio de árboles y otras edificaciones. Al parecer hoy en día es un centro de mayores, ya que con la llegada de la Democracia y la devolución de bienes a sindicatos y partidos, dejó de ser lo que durante bastantes años fue. Sé que algunas personas que no querían que este bien desapareciera para los trabajadores se afanaron en conseguir firmas para hacer llegar al Gobierno de Canarias, pero como digo al parecer sin éxito aunque lo de la residencia de mayores no está nada mal.

Las vacaciones se disfrutaban en turnos de quince días lo que era formidable para la convivencia, porque al ir todas las familias con el mismo ánimo -pasarlo lo mejor posible- y coincidir en el tiempo enseguida se organizaban actos y juegos para chicos y grandes, para lo que en todos los turnos como por arte de mágia aparecían voluntarios dispuestos a que nadie quedara fuera del jolgorio. Juegos de cartas y de domino para los mayores; carreras, concursos, juego consistente en dar chocolate uno a otro con los ojos vendados... En mi caso, inténtabamos coincidir un grupo de compañeros de trabajo lo que resultaba estupendo. La Residencia, como la conocíamos, contaba con habitaciones de dos camas, comedor, pequeño bar, salas de reuniones y de juegos, piscina ideal para los días de verano (en donde mi hijo, pequeñajo entonces, nos dió un susto mayúsculo al ponerse de rodillas en el borde para tirar césped al agua), pequeña cancha de fútbol o baloncesto, y una parte de jardín en donde se hacían los asaderos. Todo límpio, bien dirigido, para dejar el sabor de boca necesario conque intentar volver tan pronto se pudiera.

Al centro de la Villa subíamos caminando por la carretera donde estaba el Palmeral. En aquellos años, cuando aún no teníamos la desmesurada construcción actual y ello permitía tener zonas de auténtico campo, era delicioso hacer el paseo y estar unas horas deambulando por las casas, las plazas, los bares y comercios. Por cierto que justo al ladito de la Residencia había una tienda donde la mayoría de los hombres acudíamos a echarnos los pizquitos de rigor, y las mamás con niños pequeños los ingredientes para cocinar la comida de éstos. Los últimos años de Educación y Descanso, que además de las residencias se ocupaba de los bailes regionales y del deporte de aficionados, puso a disposición de éstos en la zona sur de la isla, apartamentos a precios concertados. La estancia en el Sur aunque muy buena no tenía comparación con la de la Residencia.

Santa Brígida es aún hoy un pueblo que merece la pena visitar con frecuencia. Su iglesia es visible desde la carretera que va a San Mateo, que es el pueblo que le sigue, y tiene una bonita planta, mirando su lateral hacia el barranco. La plazoleta delante de ella es acogedora, con una escultura de dos niños jugando a piola y tres antiguas campanas. En la romería que celebra el pueblo por su patrona, el primer sábado de agosto, es paso de carretas y 'magos' vestidos con los trajes típicos de las islas, que con timples y guitarras, y algún que otro trago de ron, tratan de festejarla. Actualmente en el centro del pueblo, en lo que era sitio preparado para el aparcamiento de coches de los visitantes, se está construyendo un centro comercial, creo que con un "parking". Los domingos en el mercadillo podemos pasear y comprar productos de la zona, sobre todo flores y frutos. Es digno de ver Florabrígida que es un auténtico escaparate de flores que se celebra en primavera. Un sitio de especial mención es el parque agropecuario que han habilitado justo a la entrada del pueblo desde Las Palmas, con un centro artesano 'El Alpendre'. Merece la pena ir acompañados de niños pequeños para ver los animales que hay en el parque: gallinas, conejos, pavos, cabras, cochinos... Yo espero que estas líneas animen a más de uno a visitar esta bonita zona y disfrutar, tal como a mí, de ella.

Te deseo un buen día.

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