Cahors

Hola a todos. Estaré unos días, posiblemente dos semanas, sin escribir en mi blog por un viaje. Esta vez vamos invitados por familiares y amigos a una casa de campo en un pequeño pueblito, quizás de casas diseminadas, relativamente cercano a la frontera de España y Francia, y por tanto cercano a los Pirineos, que pertenece a Cahors. Esta localidad según me entero por internet tiene una población de 20.000 habitantes y cuenta con catedral, que tiene mezcla de estilos diversos que se han ido superponiendo, muy antigua, y tiene también interesantes edificios y bonitos puentes sobre el río Lot y, por lo que leo, una gran cantidad de jardines. Está rodeado de bosques de hojas caducas lo que seguramente hará interesante verlo ahora en el otoño.

De regreso iremos a Zaragoza coincidiendo, de casualidad, con las fiestas de la Pilarica. Ya les contaré.

Lo que sí voy a contarte hoy es la leyenda, hecho cierto o anécdota doméstica que me llegó a través de un buen amigo. Se trata del niño, más bien del guayete, de unos 34 ó 35 añitos, que con voz temblorosa y compungida dice a su madre: "Mamá, estoy asustado. Mira mamá estoy teniendo pesadillas que no sé que pueden significar. Me despierto confuso y sobresaltado. Veo en mis sueños mucha sal en toda la casa; en las habitaciones y en la cocina, en el comedor y en los pasillos; mucha sal, mamá, hasta el techo; y luego, veo que tú me estás dando de mamar, mamá, y no sé el significado". "Nada hijo mío", dice la madre con voz tranquilizadora y sabia: "No te aflijas. La solución en bien simple, porque tus pesadillas tienen un sólo significado, éste es: Sal de Casa, ¡mamón!"

Te deseo un buen día. Sé feliz.