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Alguien, con dos dedos de frente, tal como un miembro del grupo de mayores hizo el domingo, recrimina a algún motero esta ocupación innecesaria y éste, el motero, se revuelve airado y en el colmo del despropósito amenaza al final de la discusión diciendo: "la próxima vez no vendré a hablar como una persona". Y naturalmente uno piensa que poco trabajo le va a costar, pues de persona, al menos de persona con buenos modales, tiene bien poco.
Quedó aquí el incidente, o anécdota, y, claro, me acordé de nuestra poetisa doña Agustina González, 'La Perejila', que a buen seguro rápidamente hubiera contestado al mentecato con uno de sus sonetos tal como ella respondía a quien osara llamarla por su nombrete:
¿Perejila?
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En tu boca mierda estila,
hija de padre cabrón:
Ya se te cayó la flor,
pronto te vendrá la fruta;
que si ahora eres tan puta
¿qué serás cuando mayor?
Por lo demás todo bien. Tiempo fresco en La Esperanza y en La Laguna (unos vinitos tinto de La Matanza, tomados en una tasca, eran gloria pura) y tiempo de sol en Candelaria, que daba envidia viendo a las criaturas en el mar, con fuerte oleaje, dándose los chapuzones correspondientes.
Y sin ánimo de aburrirte, y poniéndome pesado, ahí van estos malos 'poemas', míos, que hoy son algo obligados:
Si yo fuese Perejila
la de los versos de oros,
pa'l motero sacaría
unos pedos muy sonoros.
Era nuestra Perejila
mujer de armas tomar,
y al motero mandaría,
es seguro, ir a cagar.
El motero era muy chulo,
y también muy pendenciero,
y al parecer tenía
los modales de un arriero.
No llevaba este motero
en su cabezota el casco;
ni en sus pies, ¡manda carajo!
que los tendría hacia arriba
por ir cabeza pa'bajo.
Si fuese yo Perejila
diría a nuestro motero:
ve tranquilo, ve despacio,
no amenaces..., ni hacia arriba
escupas, como un borracho.
Te deseo un buen día.
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