jueves, 17 de julio de 2008

Tunos de temporada

Hola a todos. La llegada del verano nos trae además del calor, no muy fuerte en estas islas afortunadas, otras cosas. Por ejemplo las vacaciones de miles de chiquillos a los que hay que buscarles entretenimiento. Pero no es éste el tema de hoy. Quiero hablarte, y quisiera saber decirte, cuánto disfruto yo en estas fechas con las frutas. Sabido es que por aquí tenemos los puestos llenos de apetitosas muestras de frutos durante todo el año, pues últimamente nos las traen cruzando el charco de sitios como Chile. Pero la frutita 'del país', esos ejemplares de olorosas y dulces ciruelas de Tejeda, de albaricoques de Fataga, de 'peritas sanjuaneras', de higos, brevas, uvas, nísperos y melones que nos llegan con el anuncio del verano es otra cosa. Las de pa'fuera son buenas, no lo niego, pero uno, ¿qué quiere que te diga? siente las cosas de la Gran Canaria como las más hermosas del mundo. Y la fruta, claro, entre esas cosas. ¿Qué me dices del buen plátano canario y de los papayos y papayas, y de las sandías? Y ¿qué te puedo contar yo de los tunos que tú no sepas...?




Precisamente para comprar tunos me voy al mercado de Altavista. Este está situado cerca de mi casa en la llamada Ciudad Alta, en Las Palmas. Lleva abierto la tira de años, no sé cuantos, pero naturalmente menos que los ciento cincuenta con que cuenta el mercado de Vegueta, antiguamente el único en la capital. El de Altavista cuenta con muchos puestos de venta variada: de frutas; de quesos (sabrosos quesos de la cumbre, majoreros, herreños... de cabra, de cabra y oveja ¡qué sé yo!); de lindas flores; de pescado, sardinas, chicharros; de carne...; hay uno de chuches y otro de hierbas medicinales. Está siempre concurrido con las señoras haciendo compras, algunos caballeros que también compran algo y otros que, como yo, acudimos a ver el ambiente. Hoy me toca comprar tunos, como te digo, igual que el otro día. Pienso regalarlos a mi hermana por el día del Carmen ya que son muy apetitosos. Por aquí los tenemos de dos clases: está el tuno 'blanco' que es alargado y con cáscara gruesa de color verde o anaranjado y su interior es una mezcla de pulpa y pipas, algunas granditas que es mejor no tragar, y tenemos los tunos 'indios o chumbos', colorados, más pequeños que los blancos, más del pueblo, que dejados pelados a la intemperie una noche quedan de un dulzor extraordinario, con el líquido desprendido.



Los compro hoy, al igual que otros días en el puesto de Pepe y Sarito, primero entrando al mercado a mano derecha. Me atiende la pareja, -gente que si no son de campo lo parecen por su buen color y sincera sonrisa-, con gran amabilidad. Me indican que los tunos que tienen a la venta (blancos y coloraos) provienen unos de Maspalomas -allá por donde la NASA- y de Jinámar los otros. Sea de donde fueren son buenos y no voy a quedar en mal lugar con mi regalo. Y además, vienen limpitos de púas, no como antes, cuando joven que iba con los amigos a coger tunos con las manos o como mucho ayudándonos con una caña abierta a modo de pinza para alcanzar los del centro de la tunera que eran los mejores. Éstos sí que tenían púas que quitábamos barriéndolos con las piedras o con las hierbas. Eran, eso sí, los tunos 'coloraos' que podían dejarte 'tupío' si comías más de la cuenta. Los otros eran cosa de gente rica.

Te deseo un buen día.



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