lunes, 21 de julio de 2008

Palmeral en Fataga


Hola a todos. Hacía la tira de años que no íbamos a Fataga, algo así como cuarenta un poquito menos. Nos acordamos del aquel día, caluroso como se corresponde a un día de solarejo en el Sur, porque en aquella ocasión nos hinchamos a comer albaricoques. Recordábamos eso sí que la carretera era una cinta de asfalto con vueltas y más vueltas hasta dar con el pueblito. Lo que no teníamos en mente, yo al menos, era el profundo barranco -esos barrancos secos con laderas altas pidiendo agua por compasión que tenemos en Gran Canaria- que nos acompaña mientras la guagua sube y sube hasta llegar al punto en que ya le toca bajar. Pienso cómo será la visión de estas montañas en invierno cuando las nubes nos regala el agua a borbotones con el tiempo de sur. Seguro que será bonito ver el agua encajonada en el fondo del barranco yendo hacia el cercano mar. En ese fondo de barranco que ahora luce con palmeras que parecen enanas vistas desde arriba y que aparecen tímidamente al principio hasta llegar a un punto en que se convierten en un magnífico palmeral.


Fuimos el sábado con la 'Peña la Vieja', asociación de vecinos con ánimo para ir al fin de la isla si hace falta. Antes habíamos estado en Maspalomas, clásicas paradas en el mercadillo y junto a la Charca, con lo que el trayecto no se nos hizo muy pesado. No paramos en Fataga así que tuve que conformarme con ver la iglesia y las pocas casas, todas blancas, que forman el pequeño pueblo. Por el camino la visión de palmeras quemadas víctimas del incendio del pasado año que se aferran a la vida. A poco más de un kilómetro llegamos al complejo rural que era nuestro destino; hotel, restaurante, granja, piscina, etc. Tiene el sugestivo nombre de Molino de Agua y está en medio de más palmeras con vistas a las impresionantes cumbres.



Llegamos poco antes de las dos de la tarde y el almuerzo fue al aire libre en las mesas situadas a la sombra. Buena comida y buen ambiente como es tradicional. Después unos chapuzones en la piscina, hamaca y recorrido para conocer algo las instalaciones y ver los animalitos que tienen. Estábamos tan entretenidos que ni nos fuimos al baile que organizaron en un salón con suelo de madera. El hotel cuenta, si no entendí mal, con nueve habitaciones y además unas cuantas cabañas. El sitio parece ideal para perderte unos días (posiblemente mejor en época de poco calor), y además tienes la posibilidad de darte una vuelta en coche hasta el cercano pueblo cumbrero de San Bartolomé de Tirajana.


Por si te interesa te doy los datos en la red: http://www.molinodeagua.es/ e info@molinodeagua.es
Aquí en este hotel rural podrás, por ejemplo, leer tranquilamente aquel libro casi olvidado que tienes para una ocasión especial.
Te deseo un buen día.



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